Asociación Paraguaya de Fútbol

Una noche fantástica se vivió ayer en el fútbol paraguayo que marcó, una vez más, la indudable “fiebre” por el deporte rey, más allá de los cuestionamientos, a veces sin mucho sentido, pero que hacen al folklore moderno que profesamos, de protestar por todo y contra todo.

Desde el martes a la tardecita, cuando un puñado de hinchas del Olimpia, comenzaron a armar el mosaico se vivieron momentos de una alta tensión que corría por dentro, sin que nadie intentara revelar abiertamente en connivencia con un estado calmo inexistente.

El día de los partidos clave se fue centrando en el Defensores del Chaco donde el punto épico alcanzó con el merecido homenaje a un símbolo del fútbol paraguayo. Cuando Marco Trovato entregó el cuadro con la camiseta “100” a Roque, el estadio todo se reverenció reconociendo las hazañas pocas veces contadas de un futbolista paraguayo que supo ganar dentro y fuera de nuestro país.

Ya comenzados los partidos, la tensa calma se rompió en el tempranero penal para el franjeado y que lo concretó magníficamente Mendieta. Las orejas levantadas con disimulo y que apuntaba a saber qué pasaba en Luque se fueron relajando y el éxtasis ganó su lugar con el gol de Camacho.

Poco ya importó el gol convertido por Novick para los azulgranas, aunque hubo algún quebranto tras el descuento de los liberteños que apuraban sobre la portería de Aguilar. Los ojos se depositaron en Cristian Aquino quien levantó el brazo e hizo el sonoro anuncio del final esperado para que los olimpistas desaten la locura para festejar la conquista de la estrella 41.

El presidente de la APF Robert Harrison ingresó al lucido tablado para entregar uno de los más preciados trofeos de la historia de nuestro fútbol, la Copa Centenario del estadio de los Defensores del Chaco, escenario épico y de profundo significado para el pueblo todo. Las manos temblorosas de Roque Santa Cruz recibían con inocultable felicidad la copa, la misma que compartiría segundos después con el presidente olimpista y los compañeros que aguardaban expectantes para pegar el grito sagrado de Campeón.

Al torneo le restan dos fechas, pero Olimpia ya se guardó la Copa Centenario mientras la fiesta del fútbol continuará por siempre, pese a los folkloristas modernos que ven todo negro; el blanco también existe.