Asociación Paraguaya de Fútbol

Hay fechas que quedan para el recuerdo de todo un país y para el mundo del deporte. Una de esas es la de hoy, 23 de julio, ya que se cumplen 44 años de la partida del Paraguayo de Oro. Nos referimos a Arsenio Erico, el Saltarín Rojo que izó la bandera paraguaya a lo más alto gracias al fútbol y su calidad única jugando al deporte rey, que lo tuvo como príncipe.

El Saltarín Rojo, El Paraguayo de Oro, El Hombre de Mimbre, El Hombre de Goma, El Semillero de Avellaneda, El Mago, El Aviador, El Duende Rojo, El Diablo Saltarín, El Rey Del Gol, Míster Gol, El Hombre de Plástico, Virtuoso, El Trampolín de América, fueron algunos motes para destacar la virtuosidad del considerado por muchos el mejor futbolista paraguayo de todos los tiempos y recordado hasta hoy día por aquellos que tuvieron el privilegio de verlo jugar.

Erico nació el 30 de marzo de 1915 en el seno de una familia que llevaba el fútbol en la sangre. Su padre y sus tíos fueron los primeros campeones con el Club Nacional en el fútbol paraguayo. Fue el más prodigioso en la Academia, debutando a los 15 años en el Tricolor en la Primera.

Su talento y la calidad lo llevaron a Argentina, con los Diablos Rojos del Independiente de Avellaneda, donde logró la marca de 295 goles, convirtiéndose en el máximo goleador en la historia del fútbol del vecino país, marca que hasta hoy en día no fue superada. El Saltarín fue el máximo goleador en tres años consecutivos en el fútbol argentino, siendo inalcanzable en los años 1937, 1938 y 1939.

Arsenio Erico, un día como hoy, pero hace 43 años, pasaba a la eternidad y su magia en el campo de juego pasó a ser inmortal. Su legado indudablemente es  eterno y estará por siempre en la gloria del balompié nacional.